A 56 años del 2 de octubre de 1968

Lupita Rodríguez

Monterrey.- El peor crimen en la historia de México, la matanza de estudiantes el 2 de octubre de 1968, cumple 56 años de haberse cometido sin que los autores intelectuales y materiales hayan sido sentenciados.

La tarde noche de aquel miércoles 2 de octubre resultó como ninguna otra. La cruel represión militar y policíaca ordenada desde la Presidencia de la República manchó de sangre la historia de México, siendo hasta hoy uno de los episodios más oscuros y dolorosos para el pueblo mexicano.

Esa fecha miles de estudiantes se movilizaron hacia la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, Ciudad de México, para realizar un mitin pacífico. La tragedia orquestada sobrevino con la infiltración policíaca y militar.

El origen de la represión inicua comenzó el 22 de julio de 1968, por un conflicto entre alumnos de la Vocacional 2 del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y la escuela particular Isaac Ochoterena, incorporada a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), disuelto violentamente por el cuerpo de granaderos del Distrito Federal, lo que desató una ola de protestas por la detención de varios estudiantes y el abuso policial.

El descontento estudiantil se agravó al irrumpir las fuerzas militares a Ciudad Universitaria para “resguardar” varias escuelas, violando la autonomía universitaria. Fueron dos meses de protestas a las que se unieron las autoridades de la UNAM, incluyendo al Rector Javier Barros Sierra, quien marchó con los estudiantes para exigir la salida de los militares y declaró un paro de labores.

En esos meses se gestó el Consejo Nacional de Huelga (CNH), integrado por 200 estudiantes de 75 escuelas, que convocó a la marcha mitin del 2 de octubre, días antes de la inauguración de los Juegos Olímpicos de 1968. Así, una multitud de estudiantes se movilizó para protestar contra el gobierno autoritario del Presidente Gustavo Díaz Ordaz y presentar un pliego petitorio para liberar a presos políticos, derogar el delito de disolución social, desaparecer el cuerpo de granaderos, destituir a los jefes policiacos, indemnizar a familiares de las víctimas y deslindar responsabilidad. La reacción de Díaz Ordaz ante las protestas y la movilización estudiantil incontenible, fue la de contener a través de la represión sin dar solución a las demandas del CNH.

Todo ocurría sin sobresaltos hasta las 18:30 horas, cuando dos bengalas iluminaron el cielo y los soldados que ‘resguardaban’ el mitin acometieron con disparos para disolver a los estudiantes, bajo el argumento de “repeler la agresión”, mientras que elementos del Batallón Olimpia, vestidos de civil y con un pañuelo o guante blanco como distintivo, detenían a los dirigentes.

Esa noche cientos de estudiantes y civiles fueron detenidos y enviados a diversas cárceles, quienes hasta la fecha siguen “desaparecidos” y hoy nadie sabe cuántas personas murieron durante la masacre. La Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos estimó que fueron entre 250 y 350 víctimas. El Presidente Díaz Ordaz dijo un día después que sólo habían muerto 20 personas y en su Quinto Informe aceptó la responsabilidad. Nunca fue juzgado, pero se fue con las manos manchadas y la conciencia ensangrentada.

Tales son los hechos ocurridos en el contexto de la “Guerra Sucia”, que el Gobierno Federal desató contra cualquier tipo disidencia y cuyos actos represivos radicalizaron las luchas estudiantiles y los incipientes movimientos izquierdistas, al grado de detonar el surgimiento de la guerrilla urbana y la rural –la llamada autodefensa armada contra el gobierno represor y autoritario–, en diferentes estados de la República, entre otros en Chihuahua, Sinaloa, Guerrero, Morelos, Estado de México y Nuevo León.

La “Guerra Sucia” y sus episodios más negros y sangrientos del 2 de octubre de 1968 y del 10 de junio de 1971, son el parteaguas entre el México represivo y el México que transitó a un modelo más democrático y que en nuestros días ha llegado a la alternancia en el poder, con gobiernos que están con el pueblo y para el pueblo, como el que representó hasta el día de hoy el presidente Andrés Manuel López Obrador y que continuará la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo –la primera en 200 años de la República Mexicana–, con la construcción del segundo piso de la Cuarta Transformación

A 56 años de la matanza estudiantil seguimos exigiendo verdad y justicia por este crimen de lesa humanidad y como cada año los contingentes del Frente Popular ‘Tierra y Libertad’ y del Partido del Trabajo marcharemos desde la Plaza Colegio Civil –a partir de las 17:30 horas–, hasta la Explanada de los Héroes de la Gran Plaza, para rendir homenaje luctuoso y proclamar ¡Por los mártires del 2 de octubre no un minuto de silencio, sino toda una vida de lucha!