Cumplir con la Constitución

Lupita Rodríguez Martínez
Monterrey.- La Constitución es la ley suprema que nos constituye como Estados Unidos Mexicanos, pero que el pueblo escribió a sangre, fuego y muchos sacrificios hace ciento y un años.
Es el legado de los próceres que ofrendaron sus vidas en la Gesta de la Independencia, en la Guerra de Reforma, en la Revolución Mexicana y en muchos movimientos sociales más.
Es el Pacto que nos une y que nos debe mantener unidos en la diversidad cultural, en la pluralidad de ideas, en las libertades humanas y en las aspiraciones populares.
La Constitución es letra viva que nos guía en el trabajo para mejorar las condiciones de vida del pueblo y para que seamos un país libre, soberano, independiente, próspero, igualitario, justo y democrático.
Nuestras obligaciones y derechos constitucionales no sólo son para defender esta tierra patria donde es un honor haber nacido y estar viviendo, sino para luchar porque impere la justicia social y el Estado de Derecho.
La lucha del pueblo ha sido, es y será para hacer realidad los ideales de libertad y progreso, a partir de que sus gobiernos cumplan y hagan cumplir las garantías humanas y sociales de manera honesta y eficaz.
Por voluntad popular somos una República federalista, representativa y democrática, organizada en tres poderes públicos y en tres niveles de gobierno, cuyo mandato es servir al pueblo y no servirse del pueblo.
Nuestra forma de gobierno federal se réplica en 32 entidades libres y soberanas, cuya base son 2 mil 435 municipios libres y autónomos, sistema que nos ha dado identidad política propia y nos ha forjado sentido patrio.
La hora de darle ¡todo el poder al pueblo! cada vez está más cerca, pues sólo mediante la participación organizada desde abajo: manzanas, barrios, colonias, ejidos, trabajos y escuelas, el pueblo podrá modificar su forma de gobierno y ejercer el poder para su beneficio colectivo en forma pacífica.
En lugar de la democracia representativa, abramos paso a la democracia participativa a través del referéndum, plebiscito, revocación de mandato, iniciativa popular, presupuesto participativo, afirmativa ficta, voz ciudadana y, sobre todo, del voto popular; es decir, del sufragio efectivo en elecciones libres y auténticas donde el voto se cuente y se cuente bien.
Con base en la autodeterminación del pueblo, en el Partido del Trabajo mantenemos la convicción de luchar hasta revertir las contrarreformas constitucionales en materia laboral, electoral, educativa, religiosa, energética, fiscal y hacendaria, que ningún beneficio han causado y sí muchos perjuicios.
No es justo que la felicidad del pueblo se convierta en desgracia popular por el mal gobierno, cualquiera que sea su origen partidista o ideológico.
Hidalgo, Morelos, Guerrero, Juárez, Lerdo, Madero, Carranza, Villa, Zapata, los Flores Magón y muchos próceres más dieron sus vidas por un gobierno al servicio del pueblo y no de clases sociales, ni grupos de poder.
El 101 Aniversario de la Constitución no debe servir para exaltar héroes o denostar villanos, sino para discutir principios y acciones de cambio social, político y económico, con pleno reconocimiento a sus artífices y a quienes hoy dan la batalla para que se cumpla, ya que otro México es posible.
Al poner en la balanza a cada gobierno sexenal, debemos revalorar lo hecho por cada uno para superar nuestros problemas estructurales de pobreza y desigualdad social; de violencia e inseguridad pública; de autoritarismo y falta de transparencia; de corrupción e impunidad gubernamental.
Luchemos por erradicar las políticas neoliberales que sólo han generado pobreza extrema para las mayorías y concentración de la riqueza en unos cuantos, siendo el peor desacato a la Constitución y causa del atraso y de nuestra dependencia económica, con desempleo crónico, salarios miserables, sobre-explotación laboral, multiplicación de migrantes, descomposición familiar y riesgos de estallidos sociales y alzamientos armados.
Enseñemos la Constitución a nuestra niñez y juventud para que sepan cómo los protege y, sobre todo, aprendan a respetarla y cumplirla.

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